La formación Ser feliz, es uno de los más grandes regalos que podemos darnos a nosotros mismos. En mi caso, representó descubrir mi esencia, reconocer la profundidad de aquello que por muchos años le quitó luz a mi vida y que no me permitía estar en el presente. 
A través de estos espacios, tuve la oportunidad de ver mis propias experiencias en el otro, de sentirme apoyada, sostenida y enormemente agradecida.

Conocer el significado del yoga más allá de las posturas físicas y de los libros, me llevó a conocer mi cuerpo, a respirar en el ahora, a sentirme capaz y anclada a mi alma. Transitar este camino y vivir este proceso de la mano de una persona cauta, dispuesta y sencilla, me permitió atravesar puertas por las que jamás imaginé que cruzaría. 
Formarse en Yoga Viva, es sembrar una semilla en el fondo de nuestro corazón, para que día a día, siga germinando y se convierta en un árbol enorme que nos permita descansar y no abandonarnos en ningún momento. Es el inicio de un proceso introspectivo, amoroso y lleno de gratitud, que jamás termina.